En arquitectura, la inspiración clásica y austera que Herrera había propuesto en El Monasterio del Escorial perduró hasta mediados del siglo XVII. A partir de ese momento, la estética barroca, compleja y decorativa, conectó tanto con el gusto de los que encargaban las obras (Iglesia, monarquía, nobleza), como con el del pueblo llano.
La arquitectura religiosa se distingue por su exuberancia decorativa. Se construyeron nuevos conventos e iglesias, se modificaron numerosas capillas en las catedrales y se acabaron edificios de anteriores estilos con espectaculares fachadas barrocas. Destacó la fachada de la catedral de Santiago de Compostela construida por Fernando Casas y Novoa.
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