domingo, 14 de diciembre de 2014

El desarrollo económico de la ciudad

Artesanos y Gremios.

La ciudad medieval se convirtió en un centro de producción de objetos manufacturados. Los artesanos de un mismo oficio o gremio se agrupaban en calles que recibían el nombre de su actividad: curtidores, plateros, tejedores, tintoreros, etc.


El trabajo se realizaba en pequeños talleres, cuyo propietario era el maestro artesano, que disponía de sus propias herramientas. El artesano habitaba una casa que era a la vez taller y vivienda, y que se abría al exterior para exponer sus productos y poder venderlos.


Los artesanos de cada ciudad se organizaban en gremios por oficios, para protegerse de la competencia de los artesanos de otros lugares y para supervisar la producción. Dentro del gremio existía una organización jerárquica muy rígida: en primer lugar se debía ser aprendiz, tras unos años se pasaba a oficial y, finalmente, a maestro artesano, que ya podía tener su propio taller.



           Casa-Taller de un Artesano



La expansión del comercio.


Las rutas terrestres.


El aumentó de la seguridad en los caminos facilitó el traslado de la mercancías y la aparición de nuevas rutas terrestres entre ciudades. Muchas de ellas señalaron unos días especiales para hacer mercado y decretaron leyes que protegían a los mercaderes. También se crearon las ferias, unos mercados extraordinarios que reunían a gentes de toda la comarca.


Las rutas marítimas.


Para largas distancias, el comercio marítimo adquirió más importancia, debido a la mayor capacidad y velocidad de los barcos. La primera gran ruta marítima unía el Mediterráneo occidental con el oriental.


Ciudades como Venecia, Génova, Marsella, Barcelona y Valencia comerciaban con los puertos de Oriente Próximo y con el Imperio bizantino. Importaban productos de lujo (seda y especias) y exportaban tejidos, armas y herramientas.

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