La arquitectura de Al-Andalus sigue las características generales del arte islámico, pero aporta algunos elementos específicos. Entre éstos destacan el arco de herradura y el lobulado; la policromía en los arcos; la bóveda nervada y la ornamentación con relieves y mosaicos.
Los edificios más sobresalientes de la arquitectura andalusí son la mezquita de Córdoba, la Aljafería de Zaragoza, la Giralda y la Torre del Oro de Sevilla, y el Palacio de la Alhambra de Granada.
Los artes suntuarias (cerámica, textil, orfebrería, marfiles) adquirieron un gran protagonismo por su exquisita y refinada decoración. En Al-Andalus existían numerosos talleres de producción, como el taller textil de Almería.
Bóveda nervada de la mezquita de Córdoba.
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