domingo, 15 de febrero de 2015
martes, 10 de febrero de 2015
El origen de los reinos cantábricos.
El dominio musulmán sobre la Península no fue total. En el Norte, galaicos, astures, cántabros y vascones, protegidos por la Cordillera Cantábrica y escasamente vinculados al reino visigodo, mantuvieron su independencia frente a Al-Andalus.
El Reino de Asturias.
Entre los pueblos que vivían en la zona montañosa de la Cordillera Cantábrica debieron refugiarse algunos nobles visigodos huidos después de la derrota en la batalla de Guadalete. Uno de ellos, Pelayo, parece ser que hacia el año 722, obtuvo una primera victoria contra los musulmanes junto a la cueva de Covadonga, en Asturias.
Este hecho ha sido considerado tradicionalmente como el inicio de la Reconquista, es decir, de la conquista por los reinos cristianos de las tierras de la Península Ibérica que habían sido ocupadas por los musulmanes.
Los sucesores de Pelayo, sobre todo Alfonso I y Alfonso II (siglos VIII-IX), crearon un reino alrededor de Oviedo, que se llamó reino de Asturias. Este territorio manifestó su independencia de los musulmanes al negarse a pagar impuestos al Emirato de Córdoba. El reino de Asturias se expandió hacia el Oeste y llegó a dominar buena parte de Galicia.
Santa María del Naranco (Asturias). Esta iglesia fue el palacio de los reyes asturianos
en siglo IX en Oviedo, capital del reino asturiano.
El Reino de León.
En la segunda mitad del siglo IX, los reyes de Asturias, y en particular Alfonso III, aprovecharon la debilidad de los emires cordobeses y ocuparon los territorios que se extendían hasta el río Duero. Se trataba de una zona deshabitada que había sido abandonada por las guarniciones militares musulmanas.
Para controlar mejor el territorio y proteger a los campesinos, los monarcas astures trasladaron la capital de León (854). El reino pasó a denominarse Asturleonésy, más tarde, reino de León.
Alfonso III y su esposa Jimena junto al obispo de Oviedo.
El condado de Castilla.
La frontera oriental del reino de León era una tierra escasamente poblada y una zona muy expuesta a los ataques musulmanes. Para protegerse, sus habitantes levantaron una línea defensiva de castillos frente a los ejércitos árabes. Por ello, esta zona empezó a denominarse Castilla.
En el siglo X, Castilla pasó a ser gobernada por condes que dependían del rey de León. Uno de ellos, Fernán González (931-970), fue muy influyente en la corte de Ramiro II, a quien prestó ayuda en numerosas batallas contra los musulmanes.
En los años siguientes, el condado dependió de los reyes de León o de Pamplona hasta que, con Fernando I, se convirtió en reino independiente (1035).
Reinos Cristianos Occidentales
Los primeros condados y reinos pirenaicos
Mientras el Reino de Asturias se consolidaba, en los Pirineos surgieron otros núcleos cristianos independientes: el reino de Pamplona, los condados catalanes. Todos ellos debieron su creación a la intervención del ejército franco.
La creación de la Marca Hispánica.
Aunque el monarca consiguió el control de importantes ciudades como Pamplona, Jaca, Girona y Barcelona, fracasó en su intento de llegar hasta el río Ebro y dominar Zaragoza, Huesca y Tortosa.
Por ello, los francos sintieron la necesidad de proteger la frontera Sur de su reino frente a los ataques musulmanes y crearon una franja protectora fuertemente fortificada a lo largo de los Pirineos. A esta franja lo llamaron Marca Hispánica, y la dividieron en condados, gobernados por marqueses y condes, que dependían del monarca Carolingio.
Primeros núcleos cristianos en los Pirineos
El Reino de Pamplona.
A principios del siglo IX, un conde de Pamplona, Iñigo Arista, logró expulsar a lo gobernadores francos de su territorio e independizarse, dando origen al Reino de Pamplona.
El reino de Pamplona conoció su máxima expansión en el siglo XI, bajo el reinado de Sancho III, quien, por su matrimonio , unió al Reino de Pamplona el condado de Castilla y se anexionó los condados de Sobrarbe y Robagorza. A su muerte dividió el reino de Pamplona entre sus hijos.
El Reino de Aragón.
En el siglo IX, los condados aragoneses de la Marca Hispánica (Aragón, Sobrarbe y Robagorza) también consiguieron independizarse de los reyes francos.
Tras la muerte del rey Sancho III, uno de sus hijos, Ramiro I (1035-1063), unió los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, y se convirtió en el primer rey de Aragón.
Ramiro I y su hijo Sancho Ramírez, reyes de Aragón.
Los condados catalanes.
Tras la descomposición del poder Carolingio en el siglo IX, el territorio oriental de la Marca Hispánica se organizó en pequeños condados. El dominio de los reyes francos sobre estos condados catalanes fue más duradero que en Aragón y Pamplona.
A finales del siglo IX, Vifredo el Velloso, conde de Barcelona, incorporó otros condados catalanes a sus dominios (Besalú, Cerdeña, Pallars, Urgel...), convirtió en hereditario sus derechos y obtuvo el vasallaje de la mayoría de los restantes condados catalanes.
Su nieto, Borrel II, se negó a renovar el juramento de vasallaje al rey franco, iniciando el camino hacia la independencia política (987).
lunes, 9 de febrero de 2015
La expansión territorial de los siglos XI y XII
Después de la ocupación de valle del Duero, el reino castellanoleoneses conquistó el valle del Tajo. Paralelamente, aragoneses y catalanes se expandieron hasta el valle del Ebro.
Sabías que...
Rodrigo Díaz de Vivar fue un noble castellano del siglo XI, huérfano desde pequeño, educado en la corte y vasallo de Alfonso VI de León y Castilla. Sus relaciones con el monarca fueron difíciles y alternaron etapas de colaboración con otras de expulsión del reino.
Durante su destierro de Castilla, Rodrigo creó una hueste de guerreros que luchaban a sus órdenes. Con ellos estuvo un tiempo al servicio del rey Islamica de Zaragoza y los musulmanes le aplicaron el título de Sidi (señor), del que deriva el sobrenombre de Cid.
Más adelante, luchó contra los almorávides y conquistó el reino taifa de Valencia. La personalidad de Rodrigo Díaz impresionó a los castellanos y los juglares cantaron sus hazañas, reflejadas en el Cantar de Mío Cid.
Miniatura que muestra la venganza del Cid por la muerte de su padre.
Crónica de 1344.
La repoblación de los territorios conquistados
La ocupación del territorio.
Se denomina repoblación a la ocupación de las tierras que se habían mantenido deshabitadas o que los reyes cristianos habían arrebatado a los musulmanes. Las tierras conquistadas al enemigo se convertían en propiedad del rey, que las entregaba a nobles en pago de sus servicios militares, a monjes para que fundaran monasterios o las repartía entre campesinos libres.
Los nuevos repobladores procedían de los primeros núcleos cristianos, aunque también había muchos cristianos mozárabes atraídos por los privilegios otorgados por lo reyes: libertad personal, exención de impuestos y prestaciones militares, permiso de comercio... Estos beneficios quedaban recogidos en una carta de poblamiento.
Una economía agrícola y ganadera.
La riqueza de los reinos cristianos a lo largo de los siglos IX-XII se fundamentó en la ganadería, la agricultura y la explotación de los bosques.
La actividad agrícola era de subsistencia, destinada básicamente a la producción de alimentos para autoconsumo, Se practicaba la rotación bienal y los principales cultivos eran los cereales (trigo, avena, etc.), el viñedo y el olivo, y en las zonas más irrigadas, el arroz y los productos de huerta.
La ganadería, esencial en las zonas de montaña, adquirió una creciente importancia a partir de la colonización del Tajo. Los rebaños podían contar con extensos pastos en zonas muy poco pobladas, y aumentaron las cabezas de ganado. Se criaban, sobre todo, cabras y ovejas para el consumo de carne y leche y para la producción de lana.
El Camino de Santiago
Por el Camino circulaban centenares de peregrinos y para atender sus necesidades de crearon hospederías, hospitales y una gran cantidad de iglesias. También surgieron núcleos fijos de artesanos y mercaderes, que contribuyeron al florecimiento de las ciudades del Camino (Jaca, Estella, Pamplona, Logroño, Burgos, León, Santiago, etc).
Camino de Santiago
La catedral de Santiago.
A los peregrinos, tras llegar a Santiago después de tan largo y penoso viaje, les llenaba de admiración la visión de las esculturas del Pórtico de la Gloria, cuya belleza parecía realmente trasladarlos a la morada divina.
La Península Ibérica: encuentro de culturas
La Interrelación Cultural.
A lo largo de la Edad Media, en la Península Ibérica convivieron, con épocas de paz y períodos de enfrentamientos, culturas, religiones y pueblos diversos: cristianos, musulmanes y judíos. Como resultado de esa convivencia se produjo un influjo de unas culturas sobre otras y un enriquecimiento del patrimonio cultural de los reinos cristianos.
Las Comunidades Judías.
Las comunidades judías habitaban en barrios separados, llamados aljamas o juderías, en los que se encontraba la sinagoga, su centro de oración. Los judíos pagaban unos impuestos especiales y gozaban de autonomía administrativa y judicial.
Una Sinagoga
Mozárabes y Mudéjares.
Los Mozárabes
Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica y la constitución de Al-Andalus, una parte de la población hispano-visigoda de estos territorios se convirtió al islamismo, pero muchos otros permanecieron fieles al cristianismo. Se trataba, como ya sabes, de los mozárabes.
Los Mudéjares
Se denominó mudéjares a los musulmanes que permanecieron en los reinos que fueron conquistados por reyes cristianos.
Pintura mudéjares de la techumbre de la catedral de Teruel
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