martes, 10 de febrero de 2015

Los primeros condados y reinos pirenaicos

Mientras el Reino de Asturias se consolidaba, en los Pirineos surgieron otros núcleos cristianos independientes: el reino de Pamplona, los condados catalanes. Todos ellos debieron su creación a la intervención del ejército franco.


La creación de la Marca Hispánica.

Aunque el monarca consiguió el control de importantes ciudades como Pamplona, Jaca, Girona y Barcelona, fracasó en su intento de llegar hasta el río Ebro y dominar Zaragoza, Huesca y Tortosa.

Por ello, los francos sintieron la necesidad de proteger la frontera Sur de su reino frente a los ataques musulmanes y crearon una franja protectora fuertemente fortificada a lo largo de los Pirineos. A esta franja lo llamaron Marca Hispánica, y la dividieron en condados, gobernados por marqueses y condes, que dependían del monarca Carolingio.


    Primeros núcleos cristianos en los Pirineos




El Reino de Pamplona.

A principios del siglo IX, un conde de Pamplona, Iñigo Arista, logró expulsar a lo gobernadores francos de su territorio e independizarse, dando origen al Reino de Pamplona.

El reino de Pamplona conoció su máxima expansión en el siglo XI, bajo el reinado de Sancho III, quien, por su matrimonio , unió al Reino de Pamplona el condado de Castilla y se anexionó los condados de Sobrarbe y Robagorza. A su muerte dividió el reino de Pamplona entre sus hijos.







El Reino de Aragón.

En el siglo IX, los condados aragoneses de la Marca Hispánica (Aragón, Sobrarbe y Robagorza) también consiguieron independizarse de los reyes francos.

Tras la muerte del rey Sancho III, uno de sus hijos, Ramiro I (1035-1063), unió los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, y se convirtió en el primer rey de Aragón.


Ramiro I y su hijo Sancho Ramírez, reyes de Aragón.




Los condados catalanes.

Tras la descomposición del poder Carolingio en el siglo IX, el territorio oriental de la Marca Hispánica se organizó en pequeños condados. El dominio de los reyes francos sobre estos condados catalanes fue más duradero que en Aragón y Pamplona.

A finales del siglo IX, Vifredo el Velloso, conde de Barcelona, incorporó otros condados catalanes a sus dominios (Besalú, Cerdeña, Pallars, Urgel...), convirtió en hereditario sus derechos y obtuvo el vasallaje de la mayoría de los restantes condados catalanes.

Su nieto, Borrel II, se negó a renovar el juramento de vasallaje al rey franco, iniciando el camino hacia la independencia política (987).


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